Ha terminado el verano, y empieza de nuevo el colegio, volvemos a nuestros trabajos, compartimos buenos momentos, y también desacuerdos. Y tratamos de defendernos o nos culpamos. En realidad, por lo que yo he podido comprobar, nuestro mejor recurso para afrontar esos momentos son un PAR DE BUENAS OREJAS PARA ESCUCHAR, a los demás o a nosotros mism@s; entonces todo se vuelve más amable, y por qué no, más claro. Comprendes distintos puntos de vista y se completa tu visión.
El siguiente poema trata precisamente de ésto.
Te voy a contar ese cuento
Te voy a contar el cuento
de un pobre lobo taimado,
que trabajaba sin tiempo,
para tres cerdos mimados.
Y también, el de la bruja
que quería ser un hada,
pero no lo supo nunca
porque vivía hechizada.
Érase que una sirena
hizo la vida imposible
a una impasible hechicera,
por vivir en tierra libre.
Pues vaya con el patito
que nadie quiso por feo;
hinchó a todos los hocicos,
convertido en cisne bello.
Por no hablar de Garbancito,
que se olvidó de cantar,
cayó en la panza de un bicho,
y lo hizo estornudar.
Fuiste
tú, fui yo, fue tal…
Si
perdemos este juego
¿a
quien le voy a contar?
¿ qué
me contaré yo luego?
Es
el juego de la culpa,
todos
sabemos jugar.
Pero
dime ¿a quién le gusta?
—¡Qué
vamos a hacer! No hay más.
A lo mejor…ESCUCHAR
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